miércoles, 29 de junio de 2011

Ser Optmista es mucho mejor

Ser Optmista es mucho mejor
Consejos de Vida

Ser Optimista es mucho mejor


Pon atención a la siguiente historia : Roben Lucas, un destacado economista, ganó el Nobel de Economía en 1995. En principio, la noticia debió llenarle de alegría, pero un hecho la empañó y demostró que el pesimismo es una mala táctica. Lucas se había divorciado de su esposa siete años antes. En el acuerdo al que llegaron, habia una cláusula que le obligaba a repartir con ella la mitad del premio si algún día lo conseguía. Ocurrió que le fue concedido 19 días antes de que el acuerdo dejara de tener efecto y el economista tuvo que dar la mitad del dinero a su ex. Cuando le preguntaron por qué había aceptado la clausula, respondió que "jamás creí que llegara a tener efecto. Nunca pensé que me pudieran dar el Nobel. La única persona que lo creía posible era mi mujer".

La historia anterior demuestra que la mujer del economista era muy optimista, y por ende mucho más feliz, y más desde ese día, donde obtuvo una muy buena suma de dinero.

Es que la regla es la siguiente : los pesimistas están más cerca de la verdad pero los optimistas son más felices. En psicoterapia se habla de realismo depresivo: parece que cuando estamos deprimidos, somos más conscientes de la realidad y calculamos mejor las probabilidades de sufrir accidentes, de que nuestra pareja se rompa, de suspender un examen o perder el trabajo, pero esa actitud es poco eficaz, porque conocer objetivamente las probabilidades desmotiva, lo cual aumenta las posibilidades de fracaso.

Los optimistas, por el contrario, creen que hay más opciones de éxito de las que realmente existen, pero su error resulta útil, ya que, como creen, siguen intentándolo y eso mejora sus probabilidades.

Dicho de otro modo: parece que para ser feliz hay que estar un poco loco y pensar que lo bueno ocurre más a menudo de lo que en realidad sucede. Ser racional y preciso no sirve de nada sí lleva al pesimismo. Que se lo digan a Robert Lucas: le dieron el Nobel por sus trabajos sobre las previsiones racionales en economía, pero precisamente la previsión racional de que no iba a ganar el premio le dejó sin la mitad del dinero.

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