lunes, 20 de julio de 2015
Porque tenemos miedo a envejecer
El miedo a envejecer esta en todos nosotros, porque todos nosotros o bien, la mayoría, llegaremos a esa etapa tan vilipendiada por el paso de los años.
El miedo a envejecer es normal, y como todo miedo, debemos de asumirlo y entenderlo, más que combatirlo como si fuera nuestro enemigo, como hacen muchos, por medio de cirugías estéticas y lo innombrable para mantener la juventud.
En las siguientes líneas descubrirás el porque le tenemos miedo a envejecer
El miedo a envejecer ¿afecta también a la gente joven?
Sí. Hay muchas personas de treinta y pocos años que ya tienen ese temor. En la mayoría de ocasiones surge porque toman como referente a sus mayores y se dan cuenta de que no quieren envejecer así. Pese a esta preocupación temprana, es entre los 40 y los 45 años cuando se marca una cierta diferencia y, sobre todo en la mujer, se producen unos cambios muy evidentes.
¿Es cierto que el cerebro engaña y solemos percibirnos más jóvenes?
Generalmente sí. Aunque vamos cambiando con el paso de los años, nuestro cerebro tiende a perpetuar una imagen de menos edad. Habitualmente nos observamos entre 5 y 10 años más jóvenes de lo que realmente somos y de cómo nos ven los demás. A veces, por ejemplo cuando nos vemos en una grabación, nos pasa con nuestro físico lo mismo que nos ocurre con nuestra voz: no nos reconocemos ni nos sentimos identificados con esa imagen.
¿Qué detalles nos resultan más impactantes?
Depende de las personas, pero externamente las primeras canas y arrugas son los signos que más conmoción nos producen. Mientras que internamente la sensación de falta de fuerza, de cansancio, de agotamiento y de que ya no somos capaces de llevar el mismo ritmo de vida de hace unos años son las señales que más nos impactan.
¿Hay diferencias entre los hombres y las mujeres?
En general las mujeres están más atentas a esos primeros signos de envejecimiento, pero hoy en día los hombres se muestran más sensibles a ellos, y cada vez es más frecuente que también se tiñan el pelo, utilicen cremas antiarrugas o se sometan incluso a cirugía plástica.
¿Realmente lo que preocupa son esas primeras arrugas o hay algo detrás?
Muchas veces lo que se tiene es un miedo anticipatorio, y esos primeros signos de la etapa madura se interpretan como la antesala de lo que vendrá. El subconsciente, en realidad, hace que nos anticipemos y nos veamos muy mayores, en una silla de ruedas y sin poder valernos por nosotros mismos. Pero adelantarse tanto a los acontecimientos que vendrán (y que no tienen que ser tan tremendistas) hace que se sufra también en el presente por un futuro que siempre es incierto, con lo que este es un padecimiento estéril, inútii, que lo único que provoca es malestar.
¿También se teme el rechazo y la desvalorización?
Claro. Y ese sí es un miedo lógico, un miedo social. En culturas anteriores, los mayores estaban muy bien valorados, eran los sabios y la gente no temía llegar a edades avanzadas. Hoy no ocurre así y en realidad sospechamos que siendo mayores (o sintiéndonos así porque han aparecido algunas arrugas) los demás nos van a dejar de lado.
¿Qué se puede hacer para afrontar todo esto?
Como en todo, conviene tener una actitud positiva. Si nuestro carácter es agradable, si relativizamos los problemas, no dejamos que nos agobien y buscamos soluciones prácticas quienes nos rodean nos verán con ojos muy diferentes (y nosotros también) que si somos personas negativas.
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